1. Lee todo lo que puedas sobre cuestiones feministas y pensamiento crítico feminista, y no te detengas ahí. No sólo los medios de masas. De hecho, salvo raras excepciones, las noticias en los medios de masas sobre las feministas y lo que hacen tienden a ser simplistas o sensacionalistas, cuando no abiertamente sexistas.
2. Habla con mujeres y, fundamentalmente, escúchalas. O consulta dudas. Trata de no presuponer. Sé curioso en lugar de crítico, por tu propia formación y por nuestro bien.
3. Piensa por ti mismo pero hazlo, fundamentalmente, para ti mismo. Es tu labor, no la de las feministas, formarte. No vengas hacia nosotras sin saber nada y actuando como si lo supieras todo. En la mayoría de los casos, somos tratadas por los hombres como si necesitásemos de sus consejos y orientación, y deberíamos estar algo más alerta en este sentido. Es TU trabajo el tratarnos como a verdaderas iguales (porque lo somos) y porque cuando algo afecta a la vida de las mujeres sabemos más de ello que tú. Es cierto que cometemos muchos errores: al igual que tú. No es tu trabajo decirnos cuáles son. Somos un género explotado y oprimido y nos corresponde a nosotras definir los términos de nuestra propia liberación.
4. Hay diferencias entre las feministas en términos de nuestros análisis y las estrategias y tácticas que decidamos apropiadas para nuestra propia liberación. Escoge aquellas que desees apoyar y, posteriormente, hazlo defendiéndolas entre los hombres. Guarda tus críticas hacia las feministas o sus distintas perspectivas para los hombres de tu alrededor. Como consecuencia de nuestra explotación y opresión, existe una lucha horizontal e, incluso, intimidación en ocasiones entre nosotras. Deja que nosotras gestionemos esto. Tus “contribuciones” a la lucha sólo empeoran estas cuestiones, nos dividen aún más, nos fuerzan a escoger entre nuestros partidarios, centran la cuestión en las opiniones masculinas en lugar de en las opiniones feministas y, por lo general, estancan nuestros esfuerzos. Si crees que tienes alguna idea o pensamiento brillante que ninguna mujer ha tenido y que pueda salvar nuestro movimiento o dirigirnos de forma inequívoca hacia la dirección correcta, no te creo. Pero siéntete libre de transmitirnos un mensaje a través de una amiga feminista.
5. Es una realidad que escucharás que algunas feministas dicen cosas que suenan negativas hacia y sobre los hombres. Déjalo estar. Es el resultado de nuestras experiencias de violencia y opresión. No existe una sola mujer que no esté situada en algún lugar del continuo de violencia contra las mujeres sea como víctima directa o indirecta. Déjanos enfrentarlo y acepta que un sistema de opresión y violencia a lo largo de generaciones ha hecho su trabajo en muchas de nosotras. Danos tiempo. Y no lo tomes de forma personal: sólo te hace parecer a la defensiva y alarga el tiempo que nos lleva a cada una de nosotras llegar a un acuerdo en nuestras vidas y las vidas de nuestras hermanas. Pon especial atención a esto con aquellas mujeres que sepas que han experimentado violencia y con aquellas de nosotras que trabajen con ellas.
6. Si te sientes separado de las mujeres y excluido en ocasiones del feminismo, por lo que más quieras, afróntalo. Las mujeres somos separadas de los hombres y excluidas de de la vida social, cultural, económica y política de mil formas. Tenemos que lidiar con ello. Tú deberías ser capaz de hacerlo más aún. Y utilízalo para dirigir tus acciones en nombre de nuestra liberación.
7. Si te asusta alzarte contra el sexismo, la violencia machista contra las mujeres y la explotación femenina, ¿cómo crees que nos sentimos? Di lo que piensas y de forma explícita.
8. Tu labor principal es con los hombres. Y contigo mismo.
Elizabeth Pickett, “How to be a (male) feminist ally”. Este texto fue escrito en
colaboración con mujeres de Feministas of Canada.
Publicado en feministcurrent.com el 10 de Septiembre de 2013.
Traducción de Calma Tensa.